Thursday, July 24, 2008

ESPERMATOZOIDES TRAVIESOS

ESPERMATOZOIDES TRAVIESOS

“Corporativo Mundial de Fertilizaciones Garantizadas”
Cuando el joven de nombre Ingenuo y apellidos, Dudoso y Cuestionable, leyó tal anuncio a las puertas de un discreto local enclavado en uno de las asentamientos de mayor abolengo de la ciudad, le llamó poderosamente la atención.
De inmediato pensó: “¿A quién se le había ocurrido establecer un negocio de fertilización en un denso asentamiento de opulentas residencias?”
Tras razonar por unas cuantas horas, a su mente acudió una luminosa explicación: “¡Ya sé! Seguramente brindan un servicio exclusivo para proporcionar mantenimiento a las exuberantes jardines que poseen tan impresiones casonas Claro, tan claro como el agua: abono, semillas, tierra para las macetas o pasto inglés”, concluyó con admirable talento.
Pero algo no le cuadraba en el espacio de su admirable juicio: “¿Por qué mundial?”
Estaba consciente de que le había tocado vivir momentos históricos de una arrolladora globalización que todo lo devoraba…pero ¿también la fertilización?
El establecimiento que coronaba su presencia con tan llamativa razón social, en verdad no tenía apariencia “rural”. Por el contrario, definitivamente semejaba un sobrio espacio para una cooperativa.
Curioso, como todo ser humano, se aproximó a las puertas del negocio y trató de vislumbrar parte de su interior para corroborar que línea de productos ofertaba a su potencial clientela.
De esta forma, Dudoso Cuestionable descubrió una oficina solitaria, discretamente amueblada con las herramientas necesarias hoy en día para funcionar adecuadamente: escritorios multiusos, legajos de carpetas, finas plumas de escribir, una multifacética red telefónica, así como una impresionante batería de computadoras y un monumental mapamundi que cubría por completo una de las paredes.
En pocas palabras no existía rastro de bultos de semillas, abonos diversos, rollos de césped artificial, rastrillos, cortadoras y mucho menos sacos de fertilizantes. Vaya, ni siquiera una pequeña muestra de ellos o al menos una fotografía.
A todas luces intrigado, cuando Ingenuo emprendía una lenta retirada, como por arte de magia se abrió la puerta principal y apareció un joven extraordinariamente apuesto, gentil, atlético, perfectamente vestido y con una sonrisa seductora que de inmediato le cautivó.
-¿Le puedo servir en algo, señor? –preguntó atento y con sensual .descaro.
-No, no…disculpe: sólo, sólo estaba curioseando –tartamudeo Ingenuo.
Como respuesta, escuchó una voz aún más melódica: “No se preocupe, mi nombre es Apolo. Así a secas. Apolo...”
-Mucho gusto señor Apolo; mi nombre es Ingenuo, Dudoso y Cuestionabl
-Curioso nombre –advirtió sin sorpresa el solícito personaje
Ingenuo se ruborizó y decidió confesar: “Así lo decidió mi padre ante la pila bautismal de la iglesia de La Profesa, a causa de las serias dudas que tenía sobre mi ADN, pese a los juramentos de haber dicho verdad mi afligida madre, en referencia a la paternidad de origen”.
-Vaya, vaya, escuchar para creer… Y bien señor Ingenuo ¿está interesado en nuestros servicios? –interrogó Apolo con mayor matiz provocativo en sus palabras.
-La verdad –titubeó Dudoso- me llamó la atención su anuncio y no veo aquí nada relacionado con la fertilización.
Apolo sonrió discreto y apoyado en su encanto, advirtió: “Creo, señor que no ha comprendido; integramos una cooperativa de 23 socios fundadores con excelente condición física, avalada por una prestigiada notaria.
-¿Por una notaría?
-Es el mejor testimonio que garantiza el éxito de nuestra sofisticada especialización.
-Se refiere a la fertilización, ¿no es cierto? –se aventuró bizarro Dudoso sin asomo cuestionable.
-Don Ingenuo, integramos la única empresa que por especialidad es fertilizar al sexo femenino con dos millones de espermatozoides por coito.
-¡¿Cuántos dijo?!
-Dos millones garantizados por cada lance –confirmó con displicencia.
-Eso es imposible; no lo puedo creer.
-¿Quiere usted contarlos? –advirtió burlonamente Apolo-. Tenemos muestras “in vitro”. Cierto que le llevará un buen tiempo, pero confirmará que somos personas responsables.
-Dos millones de esperma para que tan sólo uno o quizá dos lleguen milagrosamente a su destino final. ¡Qué desperdicio!–comentó Ingenuo sin poder salir de su azoro.
-No lo es, señor. Nosotros somos los únicos que expedimos un certificado de garantía de que el paciente en turno alcance el feliz embarazo deseado. Además extendemos una garantía hasta por cinco años…
-¿Y cuántas personas integran el corporativo? –preguntó curioso Ingenuo a quien se le iba desapareciendo la sombra de sus apellidos.
-Somos 23 socios –comentó Apolo con simpleza.
-¿Tan sólo 23?
-Sí señor mío; sólo 23. Suficientes para poder embarazar a todas las mujeres del planeta
-¿Le puedo hacer una última pregunta, señor Apolo?
-Diga usted…
-¿No me podrían inscribir en su membrecía en calidad de suplente?

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